inSurGente y Kaos en la Red entrevistan a Iñaki Gil de San Vicente

Por inSurGente y Kaos en la Red

Euskadi vive un momento histórico, ¿cómo lo explicarías a una persona ajena y desinformada de lo que allí ocurre?

La explicación es la siguiente: tras más de treinta años de luchar contra viento y marea, la Izquierda Abertzale estima que por fin existe una acumulación de fuerzas democráticas, progresistas, soberanistas e independentistas, dispuesta a entablar un combate de masas, ideológico e institucional contra la represión política española, obligándole a retroceder en sus ataques y a reinstaurar los derechos suprimidos, ahora perseguidos, y a reconocer las reivindicaciones democráticas sostenidas ininterrumpidamente desde finales de la década de 1970. Tenemos que precisar tres cosas para entender plenamente lo dicho arriba.

La primera es que hemos aclarado tan minuciosamente qué fuerzas sociopolíticas, populares y obreras, sindicales, culturales, etc., intervienen en esta acumulación porque queremos dejar constancia de la amplitud de miras y de sectores de este movimiento. Desde demócratas hasta independentistas, esta amplia constelación está impulsando una amplia movilización para recuperar los derechos aplastados desde el endurecimiento represivo español desde la segunda mitad de la década de 1990, como, sobre todo, para avanzar hacia los derechos elementales que tenemos como nación y que nos son negados desde siempre. Esta rica diversidad está, sin embargo, cohesionada por una muy sólida unidad de objetivos históricos básicos: recuperar lo perdido y avanzar a la conquista de los derechos siempre masacrados, como hemos dicho.

La segunda es que esta acumulación se ha ido realizando lentamente, con retrocesos, pero de forma sostenida desde mediados de los 90 debido a dos factores interrelacionados: el desencanto progresivo de las promesas estatutarias y regionalistas realizadas durante la “transición”, que no solo no se cumplieron, sino que además el Estado español fue recuperando lo que había concedido; y a la vez la tenaz resistencia de la izquierda abertzale en los primeros lustros y después, justo a mediados de los 90, el cambio de una mentalidad de resistencia a una política activa y creativa de construcción nacional vasca destinada a convencer a estos sectores oscilantes de que no había futuro alguno dentro del Estado español. Así, en la medida en que se endurecía la ocupación española y en la media en que la izquierda abertzale ampliaba su pedagogía concienciadora, en esta medida, se reforzaba la tendencia a la acumulación de fuerzas.

Y la tercera es que esta evolución y lo que ahora se está produciendo se inscriben dentro de la línea tradicional de la izquierda abertzale desde la segunda mitad de los años 70, cuando se afirmó rotundamente que si las fuerzas nacionalistas vascas llegaban a una unidad frente a los planes de la reforma postfranquista, si se lograba esta unidad básica, el independentismo abertzale pasaba de inmediato a defender su programa solo por la acción política. Se proponía crear una unidad nacional vasca que evitase la trampa de la “reforma constitucional” española, definida correctamente como una trampa que negaba los derechos del Pueblo Vasco. Se ha tardado un tercio de siglo de llegar de nuevo, pero en otro contexto, a lo que se podía haber logrado entonces. Fue el PNV el que destrozó aquella posibilidad muy ampliamente deseada por la mayoría popular vasca.

Las detenciones de personas continúan pese al comunicado de ETA y las declaraciones en favor de la paz de la izquierda abertzale, ¿hay riesgo de que se acabe la paciencia?

No hay riesgo de que se acabe la “paciencia”, porque, primero, todo indica que el proceso democrático y la acumulación de fuerzas tienen recorrido largo tanto por la decisión del Pueblo Vasco de avanzar como por las debilidades internas del Estado español. Segundo, porque la misma lógica del proceso de acumulación de fuerzas sostiene esa unidad, ya que los golpes represivos solamente demuestran la razón del pueblo y la sinrazón del Estado. Tercero, porque la acumulación de fuerzas, el acercamiento de sectores sociales que hasta no hace mucho apenas se relacionaban entre sí o incluso se evitaban, esta realidad cotidiana facilita que mucha gente que si bien rechazaba la tortura y los malos tratos, sin embargo, no hablaba sobre estas brutalidades con otra gente, ahora ese silencio ceda ante la indignación creciente. La legitimidad del Estado español siempre ha sido débil en el Pueblo Vasco, y nula entre la mayoría nacionalista e independentista, pues bien, esta ya débil legitimidad retrocede todavía más cuando a la represión incrementada se le responde con una intachable programa democrático, incluyente y no excluyente. Ahora, la clásica teoría de la acción-represión-acción ha dado un salto cualitativo expresándose en política democrática-represión-más política democrática.

¿No se estará transmitiendo la idea de que lo electoral es más importante que nada, y hay que presentarse como sea?

“Lo electoral” se refiere a la presencia en los ayuntamientos, en las diputaciones, en el gobiernillo vascongado y en la Diputación Foral de Nafarroa y, si se estimase conveniente, también en el Parlamento español. Para una nación oprimida, es muy importante demostrar su fuerza de masas en los ayuntamientos y en las diputaciones, en las instituciones más cercanas al pueblo. No es casualidad, en modo alguno, que la Izquierda Independentista fuera ilegalizada por primera vez justo antes de las elecciones municipales de 2003, cuando todo indicaba que iba a demostrar por qué era la segunda fuerza electoral, y por qué tenía 100 alcaldes y 900 concejales. La “política electoral” mantenida por el independentismo socialista ha hecho mucho daño a la dominación española y a la burguesía en general, y por esto, desde comienzos de la “transición” y hasta ahora mismo, una de las constantes de los sucesivos sistemas represivos ha sido la de debilitar o anular del todo la práctica institucional de la Izquierda Abertzale.

“Lo electoral” es parte de una política global en la que la lucha cultural, ideológica, teórica, histórica, etc., y la lucha popular, obrera, estudiantil, feminista, ecologista…, cumplen también tareas decisivas. Además, llevar la reivindicación de la democracia a sus formas más directas y elementales, como es el derecho a elegir concejales y alcaldes, es descubrir todas las mentiras del Estado. Si se prohíbe hasta el derecho fundamental de elegir a los poderes más cercanos, por reducidos que sean, como los municipales, si se llega a este grado de dictadura legalizada, es porque el Estado reconoce su debilidad. Y esto es precisamente lo que se está constatando en la parte de Euskal Herria bajo ocupación española.

¿Cómo está el colectivo de los 700 presos? Lo preguntamos porque la prensa oficial se hace eco de algunas discrepancias…

La prensa oficial está para decir lo que le mandan decir quienes dirigen el sistema represivo. Debemos considerar, al respecto, tres cuestiones. La primera es que es lógico y hasta muy ilustrativo el que existan “algunas discrepancias” dentro de un colectivo tan amplio sometido a unas durísimas condiciones de exterminio psicológico y personal. Las “discrepancias” demuestran justo lo contrario, que el colectivo está vivo y que es muy capaz de debatir a pesar de los impedimentos que sufre. Un colectivo en el que no todos son prisioneros de ETA, sino que también los hay por simple acción política legal, por defender pacíficamente ideas prohibidas por el nacionalismo español, por pertenecer a organizaciones pacíficas ilegalizadas, por actos de kale borroka tan “violentos” como quemar un contenedor o un cajero electrónico, etc.

La segunda es que esas “discrepancias” son muy pequeñas teniendo en cuenta la cantidad de prisioneras y prisioneros existentes. ¿Qué tanto por ciento de las más de 700 personas encarceladas en dos Estados? Muy, muy reducido, sobre todo viendo las durísimas condiciones en las que malviven, las inhumanas presiones de todo tipo que padecen, el trato injusto y vengativo que el Estado da a sus familiares y personas amigas que ven sus derechos conculcados en las visitas y que son tratadas como medios de chantaje y de presión desmoralizadora. Lo que la prensa nunca hace es proporcionar una descripción fiel y contrastable de la realidad diaria en la que malviven las presas y presos vascos, y tampoco ofrece una evaluación correcta de la importancia cualitativa y cuantitativa de las “discrepancias”. La prensa, como siempre, infla con mentiras el globo de la desinformación.

La tercera y última, es que lo relacionado con las cárceles, las torturas, el exilio, las desapariciones, es decir, con el terrorismo de Estado, tiene una importancia clave en toda luchas de clases y muy especialmente en toda lucha de liberación nacional. En nuestro caso, la represión española no ha desaparecido nunca, era muy anterior al surgimiento de ETA, muy anterior a la dictadura franquista. La tortura y los malos tratos, la violencia sexual física y psíquica contra las vascas, es una constante en nuestra historia, y sus efectos intergeneracionales se aprecian claramente en la cultura vasca, que no solo en la política. Los Estados español y francés conocen la honda raigambre de la memoria colectiva vasca y del papel de la conciencia antirrepresiva en el sentimiento nacional euskaldun, y hacen todo lo posible para impedir su crecimiento.

¿Qué pasaría si la izquierda abertzale, finalmente, no pudiera presentarse a las elecciones?

Sucederán dos cosas, a cada cual peor para el Estado español: una, que aumentará su deslegitimación dentro de la parte de Euskal Herria que domina. Otra, que el proceso democrático continuará avanzando, entre otras cosas, debido al impulso recibido por la represión. De nuevo, miles y miles de personas que hasta no hace mucho dudaban acercarse activamente a la dinámica democrática y progresista que ahora crece, estos millares de personas vivirán en su cotidianeidad diaria una realidad inocultable a la que por diversas causas no habían prestado una atención consciente y crítica durante años. De nuevo, los hechos demostrarán que la Izquierda Abertzale tiene la razón política.

¿Eusko Alkartasuna puede ser el paraguas legal?

No puedo responder a esta pregunta, pero no porque no quiera, sino por desconocimiento. Aunque por experiencia intuyo que el independentismo socialista buscará formas propias de expresión y participación, pero otra cosa es que superen las cada vez más restrictivas exigencias que impone la “democracia” española. Y entrecomillo lo de “democracia” porque, en verdad, en Euskal Herria no existe democracia incluso en su sentido burgués clásico, ya que derechos colectivos básicos en la democracia burguesa están prohibidos al Pueblo Vasco.

En tus análisis hay una clara y necesaria asociación entre el nacionalismo y la izquierda revolucionaria, sin embargo, hay mucha gente de izquierda que ve en las banderas y los nacionalismos una rémora para la liberación, ¿aquello del internacionalismo proletario ha muerto?

Voy a comenzar la respuesta haciéndote una pregunta: ¿Harías esta pregunta a Fidel Castro, a Ho Chi Minh, a Mao, a las guerrillas antifascistas en la Europa de 1940-45, a los palestinos, saharauis, y en general a las luchas de liberación nacional existentes desde finales del siglo XIX cuando se les denominaba “luchas anticolonialistas”? ¿Por qué se hacen estas y otras preguntas a las izquierdas revolucionarias de las naciones oprimidas mientras nunca se pregunta a las izquierdas de las naciones opresoras sobre su “internacionalismo”? Incluso la revolución bolchevique asumió desde comienzos de 1918 que la suya era una lucha por la independencia de la “patria socialista” ante la contrarrevolución interna apoya por el imperialismo. La “cuestión nacional” está presente por activa o por pasiva en todos los procesos revolucionarios, pero la carga de la prueba internacionalista es lanzada en la mayoría inmensa de los casos a los pueblos oprimidos, mientras que las izquierdas de las naciones opresoras se atribuyen así mismas un internacionalismo abstracto e inofensivo para sus burguesías, excepto en muy honradas excepciones.

El gobierno del PSE con apoyo del PP es un paréntesis en la historia de Euskal Herria, ¿por qué es mejor que gobierne el PNV?

Antes de seguir, debemos aclarar que tanto el PSE como el PSN, son simples marcas propagandísticas del PSOE en tierras vascas. Por razones que no podemos explicar ahora, aquí el “socialismo” español no tiene ni quiere tener ninguna autonomía de funcionamiento con respecto al PSOE, como sucede de alguna forma en los Països Catalans y sobre todo en el Principat. Aquí, en Hego Euskal Herria, el “socialismo” ha sido y es una fuerza conscientemente antivasca, defensora de la supremacía lingüístico-cultural del castellano y de la desaparición de la identidad vasca hasta quedar en un “sano regionalismo”.

No es cierto que el gobierno del PSE con el apoyo del PP sea un “paréntesis” en la historia vasca. Es justo lo contrario, es una constante desde la “transición”, por no retroceder más en el pasado, el que en los llamados “problemas de interés nacional” exista de facto y en la sombra una especie de “gabinete de salvación nacional española” destinado a mantener atado y bien atado al Pueblo Vasco. Nada de la historia reciente de la política estatal se entiende sin esta “unidad española” frente al “separatismo vasco”. De la misma forma, en que en las plazas militares africanas de Ceuta y Melilla desaparecen las diferencias formales entre el PSOE y el PP que existen en la península, para mantener una férrea defensa de los “valores españoles”, exactamente lo mismo sucede en Hego Euskal Herria.

El problema radica en la pregunta, que no tiene en cuenta la realidad objetiva del poder estatal español que determina los ridículos subpoderes delegados regionalistas y autonomistas, reversibles e inciertos. En Vascongadas y en Nafarroa dominan dos alianzas idénticas en el fondo, la del PSOE con la derecha españolista, que olvidan sus diferencias tácticas en el Estado, y que imponen su unidad estratégica. Dependiendo de las necedades del capitalismo estatal, otras veces las alianzas se hacen con la burguesía autonomista vascongada, con el PNV, pero el poder decisivo sigue siendo el mismo, el poder español. Siempre es Madrid el poder decisorio. Cuando el PP de Vascongadas no ha tenido acceso directo al gobiernillo de la CAV, le bastaba con utilizar sus contactos dentro del Estado y en Madrid, para hacer valer sus intereses generales.

Por otra parte, reducir Euskal Herria a la Comunidad Autónoma Vascongada, sin tener en cuenta que también Nafarroa y la parte vasca bajo dominación francesa también son Euskal Herria, es una forma de pensamiento típicamente nacionalista española, que prima ante todo y sobre todo la perspectiva estatal y constriñe la realidad histórica y presente de las naciones no españolas a los tópicos creados por la historiografía, la cultura y el poder dominante.

Por último, no es que el gobierno del PNV sea “mejor” que el de los partidos españoles, sino que en algunas cuestiones ha sido “menos malo”, pero más astuto y sibilino, menos torpe, zafio y bruto en la imposición a palos de la supremacía española. En algunas cuestiones relacionadas con la lengua y cultura vasca en general, el PNV ha tenido una práctica menos mala que la del PSOE y mucho menos dañina que de la del PSOE en Nafarroa, por no hablar del PP y de UPN. En todo lo relacionado con la explotación capitalista, con la dictadura del salario, con el fortalecimiento de la ideología burguesa y la fetichización, etc., el PNV ha sido más efectivo para los intereses del capital que lo que está siendo el PSOE. La burguesía vascongada tiene un saber industrial acumulado del que carece el PSOE, que no piensa, sino que obedece a Madrid en todo, porque su mentalidad es el interclasismo nacionalista español, que obedece a las exigencias de la patronal. Pero, una vez más, han dominado los intereses estratégicos del nacionalismo español, imponiéndose en Vascongadas una política que está agravando la crisis del capitalismo vasco-español.

Para la nación vasca, que tiene una cualitativa diferencia lingüístico-cultural con todas las lenguas del entorno, todas ellas de origen indoeuropeo y latino, la defensa de su identidad profunda y antiquísima exige de una minuciosidad exquisita en el momento de elaborar las tácticas de (re)construcción de su historia y de su presente, dentro de una estrategia independentista y socialista. Esta realidad, incognoscible para la cultura política española porque desprecia todo lo que ignora e ignora todo lo que desprecia, excepto para minorías muy dignas a las que admiramos, nos obliga a utilizar muy complejos sistemas de valoración de nuestras alianzas tácticas en la (re)construcción de lo que está a punto de ser extinguido como lengua viva, para quedar reducida a simple objeto de estudio de los departamentos de paleocultura. Consiguientemente, la decisión sobre qué, por qué, en qué, cómo y hasta cuándo mantendremos relaciones con el PNV, la tomamos siempre sopesando las múltiples facetas de una realidad muy compleja.

¿Cómo ves la situación social, política y económica en el Estado español?

Muy en síntesis y de manera general se puede definir como de crisis de agotamiento del proyecto modernizador del Estado que tuvieron algunas fracciones burguesas muy reducidas y débiles a comienzos del siglo XX, y que alimentaron la esperanza de que una nueva República, la II en su caso, lograría materializar sus sueños tras la debacle de finales del siglo XIX. Este proyecto minoritario y bastante cobarde, que nunca ha podido realizarse a pesar de contar con el apoyo del PSOE y del PCE en los momentos críticos de 1937-39 y desde 1975 hasta ahora, está en quiebra por tres razones: porque la mundialización capitalista aumenta la dependencia de la burguesía española, su periferización; porque se mantienen y hasta se recuperan las fuerzas centrífugas democráticas de las naciones oprimidas a pesar del aumento de las fuerzas centrípetas autoritarias del nacionalismo español, y porque todavía no ha surgido una izquierda revolucionaria estatal nueva capaz de crear su propio modelo nacional no burgués, que asuma que el actual marco estato-nacional es el marco de acumulación del capital español, su nación-burguesa, es decir su “mercado nacional”.

La economía española sufre un retraso tecnocientífico y de productividad del trabajo, irrecuperable, así como una deuda pública y privada muy alta y un agujero financiero difícil de evaluar que afecta especialmente a las cajas de ahorro; a la vez, la considerable economía sumergida, la abundancia de muy pequeñas empresas casi descapitalizadas y sin tecnología, la muy alta precarización laboral y paro juvenil, la casi total desconexión entre economía y universidad, el masivo fraude fiscal por parte de la burguesía y de las grandes empresas, todo esto hace que el capitalismo español no pueda apenas salir de su situación de periferia dentro de la UE, y que en realidad el Estado sea un “protectorado económico” de poderes imperialistas.

Políticamente, la burguesía ha sabido sobornar e integrar en el sistema a la izquierda reformista y al sindicalismo amarillo, la “oposición de su majestad”, y ha encadenado con deudas enormes a las clases trabajadoras a la vez que la debilitaba con la muy alta precarización y tasa de paro, sobre todo juvenil. La considerable economía sumergida hace de colchón social y de pequeñito salvavidas en la crisis. La cuantía de una pequeña y muy pequeña burguesía, efecto de la anómala industrialización española, hace que buena parte de la clase trabajadora apenas disponga de experiencias organizativas aprendidas en los grandes y medianos centros de trabajo. Si a esto le unimos la amnesia histórica y la desmemorización y abotargamiento realizados desde la “transición”, obtendremos bastantes de las razones que explican la alta pasividad obrera y popular española ante los terribles recortes de derechos laborales, sindicales y sociales que está sufriendo. Hay otras razones, como el efecto paralizante del fetichismo, etc., necesarias para hacernos una idea del semidesierto social español. Así, comprendemos mejor el porqué el PP sigue teniendo esa “fiel infantería inasequible al desaliento”, y por qué existe una franja de votantes de centro-izquierda de entre dos o tres millones que oscila entre la abstención, el voto al PSOE y/o algunos votos a IU, pero nunca da el paso al voto revolucionario.

Quiero destacar, por último, el que están formándose izquierdas revolucionarias nuevas, sin referirme ahora a las nuevas izquierdas independentistas de las naciones y pueblos oprimidos. Pero, como he dicho, tendrán que producirse muchas luchas y muchos debates para que esas izquierdas nuevas comprenda que, primero, ha concluido la fase política iniciada a finales de la década de 1920 y que ahora está en quiebra, me refiero a todo lo que el estalinismo añadió desde fuera al marxismo y a todo lo que le quitó de su interior; segundo, que esta evolución hacia una izquierda nueva solo puede asentarse en las luchas de masas que responden a la fase actual del capitalismo, la que se inició entre los 70 y 80 del siglo pasado, y que todavía no ha desarrollado todas sus “novedades”, y tercero, que esta nueva fase capitalista agudiza al máximo las contradicciones inherentes a la forma estato-nacional burguesa española, lo que tarde o temprano exigirá a esas izquierdas nuevas estatales un replanteamiento en profundidad de sus anteriores tesis sobre el “nacionalismo”.

¿Es repetible una experiencia como Iniciativa internacionalista?

Iniciativa Internacionalista fue un logro sorprendente teniendo en cuenta lo arriba dicho sobre la situación de las izquierdas revolucionarias estatalistas, y sin analizar ahora a los independentismos revolucionarios. Un logro sorprendente porque sacó a la luz el potencial que empieza late en esa izquierda revolucionaria nueva y que se autoorganiza poco a poco. Las deficiencias y limitaciones que demostró fueron efecto lógico de la falta de suficiente experiencia histórica sobre todo en las relaciones entre las izquierdas independentistas y soberanistas de los pueblos oprimidos y las izquierdas internacionalistas del Estado español.

Iniciativa Internacionalista acertó de raíz, de cuajo, en las contradicciones insolubles que minan al capitalismo español y a su Estado, y ese acierto no fue casual ni fortuito, sino el resultado de varios años de serios y sinceros debates entre las fuerzas participantes, teniendo en cuenta que unas ya llevaban bastante tiempo coordinándose y otras se añadieron más tarde. La vía abierta por Iniciativa Internacionalista debe continuar porque los acontecimientos posteriores le dieron la razón. También debe hacerlo tras las reflexiones autocríticas y constructivas mantenidas en los últimos tiempos por bastantes de los participantes en I.A. Al margen del nombre que se le dé a una nueva forma de relaciones internacionalistas a nivel del Estado, más temprano que tarde tendremos que volver sobre aquel proceso que se inició en el 2002/03, que dio un precipitado, pero necesario salto en 2009 y que ahora, entrando en el 2011, debe adecuarse a las enseñanzas obtenidas de sus errores para responder mejor a las necesidades que la crisis del Estado español impone a las clases, pueblos y naciones oprimidas.

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